Somos mentirosos de atar.
Construímos explicaciones completamente erróneas sobre nuestra realidad... La mayoría no tiene intención de mentir, sin embargo, nuestra perspectiva es tan estrecha que no nos queda alternativa.
Es necesario comenzar a construir relatos sobre nosotr@s que calcen con la realidad. Este proceso significa salir de la lógica superficial a la que estamos tan acostumbrados.
Un ejemplo ficticio (que puede coincidir con la realidad) para aclarar este punto:
Alguien sufre de estrés por la gran cantidad de trabajo que tiene y se dice: “En la vida hay que trabajar, no hay otra alternativa, soy un hombre responsable, por esto es que estoy estresado.”
Parece lógico, ¿verdad? Sin embargo, esto no es verdad. Nadie se estresa por ser responsable, aquí hay gato encerrado. Si investigamos cómo ésta persona ha ido construyendo su vida, cómo fue su crianza y los valores que le fueron inculcados, es muy posible que descubramos que de niño aprendió que sólo esforzándose y sacrificándose entonces sería merecedor de amor.
En consecuencia, lleva 10 o 20 años tomando decisiones -que sin ser del todo conscientes- le han llevado a ganar menos dinero del que podría ganar y a trabajar más de lo necesario por menos. Aprendió: “sin sacrificio no hay dignidad”. Elegirá trabajar aún cuando tenga la oportunidad de descansar y disfrutar. Si tuviera vacaciones por un año acabaría deprimido porque no tendría oportunidad de demostrar cuánto es capaz de sacrificarse y su autoestima se vendría abajo.
Se estresa porque así se siente merecedor de amor… y tal vez jamás ha dedicado un día de su vida a planear cómo ganar el dinero con menos esfuerzo y disfrutar más su vida… posiblemente apenas sepa qué cosas le dan placer en la vida. No trabaja en exceso porque necesita hacerlo... Pamplinas.
Así es como vivimos la vida, engañados por nuestras propias interpretaciones. Para salir del engaño es necesario indagar profundamente para comprender las raíces que originan nuestro modo de construir la realidad.
Lo primero que debemos saber es que TODO lo que sucede en nuestras vidas responde a un patrón que en su origen se remonta a nuestra infancia, la cual toma sus formas y lógicas al menos unas tres o cuatro generaciones antes de nuestro nacimiento. Nada nos sucede por casualidad, nuestra vida en TODAS sus dimensiones es fiel reflejo de lo que hemos aprendido.
Tomás de la Fuente