La mayor parte de nuestro miedos relacionados con la muerte encuentran cura cuando traemos la atención al presente.
El asunto es que vamos a morir, antes o después. Y ocupamos mucho tiempo preocupados por nuestra supervivencia, inundados de ansiedad por lo que nos puede pasar… ¿tendré dinero? ¿tendré amor? ¿tendré éxito?
Hemos aprendido a sobrevivir y así, olvidamos cómo vivir.
Cada instante es el último. Este momento es tu último momento.
Podemos perderlo preocupandonos de cosas que nunca sucederán… o que sucederán, pero que aún no tienen lugar. Podemos perderlo lamentándonos de nuestro dolores y malestares.
Pero también tenemos una posibilidad mayor. Una posibilidad que nos engrandece y nos lleva más allá de la historia de desgracia y lamentación que solemos cultivar con esmero.
Podemos preguntarnos ¿en este momento, que es el último, qué es lo que puedo hacer para CREAR la mejor obra? Y luego manos a la obra.
Cuando somos creadores entonces ningún momento es en vano. Podemos dejar de preocuparnos de lo inevitable que traerá el futuro, y hacer uso de lo mejor de nuestro potencial para ser la mejor versión de nosotros mismos que podemos ser.
Somos seres capaces de crear, de hacer belleza, armonía, de construir, de sostener y amar.
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