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Despertar de la Consciencia y el Florecimiento del Corazón

Tomás de la Fuente H.

Estar alineado... ¿qué es eso?

¿Qué es estar alineado? Estar alineado tiene que ver con la siguiente historia que he compartido varias veces y la voy a volver a compartir:

Estaba un viejo que vivía en su casa y tenía caballos y un hijo. Entonces un día los caballos se escapan, eran 7 caballos... todos se escapan y se queda sin ninguno. La gente del pueblo va a visitarlo y le dicen: “¡qué terrible lo que te ha pasado! Ya no tienes ningún caballo”. Y el viejo los mira y les dice: “no, yo lo único que sé es que antes tenía 7 caballos y ahora no tengo ninguno; yo no sé si eso es bueno o malo, sólo sé que antes tenía 7 caballos y ahora no tengo ninguno” La gente lo mira y dice: “qué extraño, ¿qué le pasa? Si sus caballos son muy importantes”. Pasa el tiempo y los otros caballos se hacen amigos de otros caballos salvajes y un día vuelven todos a la casa, en vez de volver 7 caballos vuelven 10. Entonces la gente del pueblo estaba impresionada y va a la casa a decirle al viejo: “¡qué impresionante, eres tan sabio, tú sabías que iban a volver más caballos; tú sabías que era bueno lo que estaba pasando!” Y el viejo les responde: “yo no sé si es bueno o es malo que yo tenga ahora 10 caballos, lo único que sé es que antes tenía 7 y ahora tengo 10”

La gente decía: “viejo chiflado, ¿cómo no es bueno tener 10 caballos?” Pasa el tiempo y el hijo del viejo empieza a entrenar a los caballos salvajes y mientras los entrena se accidenta y se rompe un pie, ahí va la gente del pueblo a decirle: “qué lamentable lo que le ha pasado a tu hijo, se lesionó el pie ahora no va a poder trabajar y tú que estás viejo y cansado, qué terrible lo que te ha pasado”. Y el viejo le dice al pueblo otra vez: “yo no sé si es bueno o es malo que mi hijo tenga un pie quebrado, lo único que sé es que tiene un pie quebrado”. De nuevo la gente comenta: “viejo chiflado, ¿qué le pasa?” Sigue pasando el tiempo y el país entra en guerra y llaman a todos los jóvenes a la guerra y, obviamente, su hijo que está con un pie quebrado no podía ir. Entonces ahí va el pueblo a decirle: “¡oh qué sabio que eres! no te habías preocupado porque sabías que iba a haber guerra”, a lo que el viejo responde: “yo no sé si es bueno o es malo que mi hijo vaya a la guerra, yo sólo sé que mi hijo no va a la guerra”...

A eso en el Budismo Theravāda, le llaman ecuanimidad. Es muy importante la ecuanimidad y a eso yo le llamaría estar centrado o estar alineado. Constantemente la mente está haciendo juicios, tomamos constantemente partido con los juicios, entonces o te pasa una o te pasa la otra cosa, tienes una especie de euforia atemporal porque el juicio que estás haciendo es positivo o tienes una especie de depresión temporal porque el juicio que estás haciendo es negativo Cada vez que tú le crees los juicios a la mente, te sales de tu centro, la mente te arrastra y te genera miles de estados afectivos diferentes. ¡Es como la marea! Imagina que la mente fuera el viento y el agua las emociones, cuando el viento sopla muy fuerte el agua se agita, después las olas crecen tanto que amenazan con ahogarte...


Tomás de la Fuente #ideasquesanan

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